América Latina y el Caribe corren el riesgo de sufrir mayores crisis sociales e inestabilidad política por la desigualdad que arrastra, reflejada en la convulsión desatada por protestas sociales en la región, advierte el Informe de Desarrollo Humano de la ONU, divulgado este lunes.
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¿Qué sostuvo el informe?
La desigualdad "es uno de los problemas estructurales más importantes de Latinoamérica, sin duda, y cuando interactúa con otros elementos se vuelve uno de los factores de desestabilización", dijo Luis Felipe López-Calva, director para América Latina y el Caribe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Según el informe, millones de personas han salido de la pobreza en la última década en Latinoamérica, pero al mismo tiempo es la segunda región más desigual del mundo, detrás de África Subsahariana.
La situación ha provocado un mayor descontento de amplios sectores, que ven con desesperación el acceso a servicios básicos de calidad en educación, salud, transporte o pensiones.
ara el PNUD, Latinoamérica tiene la oportunidad de revertir la situación con políticas fiscales que generen mayores ingresos para inversión y políticas públicas para ampliar el acceso a la educación, salud, pensiones, nuevas tecnologías y empleo.
Pero "es evidente que la clase media paga más de lo que recibe en servicios sociales", sostiene el documento.
También se necesita implementar políticas contra el cambio climático y la discriminación por género o pertenencia a grupos vulnerables como los indígenas.
El proceso debe incluir a los sectores descontentos porque si no las soluciones serán "menos efectivas en reducir los niveles de tensión que existen", dijo López-Calva.
"La desigualdad siempre ha sido muy alta, va a ser muy difícil tratar de reducirla", añadió.
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lunes, 9 de diciembre de 2019
Cómo La Democracia En Latino-américa Se Ve Afectada
A 30 años de la tercera ola democrática, que sepultó a los regímenes autoritarios que habían sido la norma en América Latina, la democracia entró en una preocupante fase de debilitamiento. El fenomenal crecimiento económico que experimentó la región entre 2003 y 2013, que permitió reducir la pobreza y expandir las clases medias en casi todos los países, no estuvo acompañado de una consolidación política. Con el deterioro de la economía en el último lustro, se desataron varias crisis que exponen la fragilidad de las instituciones latinoamericanas.
La última es también una de las más dramáticas, por los indudables éxitos que había tenido el gobierno de Evo Morales en Bolivia. Pero la legitimidad de un masivo acompañamiento en las urnas, en un país con un sistema político desarticulado y escasos mecanismos de contrapeso, le permitió torcer a su favor dos reglas centrales de la democracia: el límite de los mandatos —clave en todos los sistemas presidenciales— y la inviolabilidad del sufragio popular.
Con el objetivo de refundar el país, impulsó en 2009 una reforma constitucional que creó el Estado plurinacional de Bolivia y, entre otras cosas, extendió a cinco años el período presidencial y habilitó una reelección consecutiva. Para no ser acusado de querer perpetuarse, incluyó una cláusula por la cual se iba a considerar como primer mandato al que había comenzado en 2006, por lo que solo iba a poder presentarse una vez más.
Pero el triunfo con 64% de los votos en las presidenciales de 2009 lo convenció de que podía ir por más. Para eso dio un paso decisivo, que fue aprovechar su mayoría calificada para poblar de seguidores al Tribunal Constitucional y al Tribunal Electoral. Tras suprimir su independencia, consiguió un fallo que anulaba la restricción que él mismo se había autoimpuesto y le permitió volver a postularse en los comicios de 2014.
Una nueva victoria aplastante, creyó, le despejaba el camino para seguir obviando los límites. No sólo los de las leyes, sino incluso los de la ciudadanía. El 21 de febrero de 2016, el 51,3% de los bolivianos votaron en contra de habilitar una nueva reelección, pero el 29 de noviembre de 2017 el Tribunal Constitucional emitió uno de los fallos más insólitos de la historia latinoamericana: sostuvo que la Constitución violaba los derechos humanos de Morales al impedirle postularse.
Viendo lo que está pasando ahora, se comprueba hasta qué punto se debilita la democracia cuando la Corte Suprema se convierte en un apéndice del Poder Ejecutivo. En Colombia, por ejemplo, donde Álvaro Uribe era tan popular como Evo en Bolivia, fue la Corte Constitucional la que en 2010 frustró sus planes de ir por un tercer mandato.
La última es también una de las más dramáticas, por los indudables éxitos que había tenido el gobierno de Evo Morales en Bolivia. Pero la legitimidad de un masivo acompañamiento en las urnas, en un país con un sistema político desarticulado y escasos mecanismos de contrapeso, le permitió torcer a su favor dos reglas centrales de la democracia: el límite de los mandatos —clave en todos los sistemas presidenciales— y la inviolabilidad del sufragio popular.
Con el objetivo de refundar el país, impulsó en 2009 una reforma constitucional que creó el Estado plurinacional de Bolivia y, entre otras cosas, extendió a cinco años el período presidencial y habilitó una reelección consecutiva. Para no ser acusado de querer perpetuarse, incluyó una cláusula por la cual se iba a considerar como primer mandato al que había comenzado en 2006, por lo que solo iba a poder presentarse una vez más.
Pero el triunfo con 64% de los votos en las presidenciales de 2009 lo convenció de que podía ir por más. Para eso dio un paso decisivo, que fue aprovechar su mayoría calificada para poblar de seguidores al Tribunal Constitucional y al Tribunal Electoral. Tras suprimir su independencia, consiguió un fallo que anulaba la restricción que él mismo se había autoimpuesto y le permitió volver a postularse en los comicios de 2014.
Una nueva victoria aplastante, creyó, le despejaba el camino para seguir obviando los límites. No sólo los de las leyes, sino incluso los de la ciudadanía. El 21 de febrero de 2016, el 51,3% de los bolivianos votaron en contra de habilitar una nueva reelección, pero el 29 de noviembre de 2017 el Tribunal Constitucional emitió uno de los fallos más insólitos de la historia latinoamericana: sostuvo que la Constitución violaba los derechos humanos de Morales al impedirle postularse.
Viendo lo que está pasando ahora, se comprueba hasta qué punto se debilita la democracia cuando la Corte Suprema se convierte en un apéndice del Poder Ejecutivo. En Colombia, por ejemplo, donde Álvaro Uribe era tan popular como Evo en Bolivia, fue la Corte Constitucional la que en 2010 frustró sus planes de ir por un tercer mandato.
Los Efectos Negativos de la crisis internacional
La crisis económica global interrumpió el ciclo de crecimiento 2003-2008. No en vano, la crisis internacional empezó a golpear con fuerza a América Latina a partir de septiembre de 2008 provocando una reacción casi instantánea de las variables financieras, aunque el efecto fue, a fin de cuentas, de corto alcance (Baduel, Ordoñez y Quenan, 2010) : en su mayoría, dichas variables se recuperaron rápidamente a partir del segundo trimestre de 2009 y casi ningún país tuvo que hacer frente a una restricción prolongada de la financiación exterior. Así, entre septiembre de 2008 y marzo de 2009, se registró un aumento generalizado de las primas de riesgo de las deudas soberanas seguido, desde marzo de 2009, de una recuperación de la situación gracias a la disminución de la aversión al riesgo y a una liquidez global abundante. Ello indujo la vuelta de los flujos de capital a la región y un acceso más fácil a los mercados internacionales de crédito para la mayoría de países latinoamericanos. Por otra parte, las monedas de los países de la región acusaron una sensible depreciación entre finales de 2008 y principios de 2009 seguida, desde marzo-abril de 2009, de una reevaluación generalizada. Paralelamente, tras la profunda depresión de las bolsas locales a finales de 2008, se constató, a partir de marzo de 2009, una rápida reactivación del dinamismo de la mayoría de centros financieros latinoamericanos.
8Los efectos negativos de la crisis internacional se hicieron sentir igualmente, y sobre todo, en el ámbito comercial. Así, en América Latina la crisis se tradujo en una fuerte degradación de los intercambios comerciales tanto en términos de volumen como de valor. En volumen, la CEPAL evalúa la disminución de las exportaciones regionales en un 9 % en 2009. Fruto principalmente del hundimiento de la demanda internacional (sobre todo de los países industrializados), se registró una fuerte caída de las cantidades exportadas, especialmente en los países exportadores de bienes manufacturados que tenían a Estados Unidos como cliente principal (México, Centroamérica). En cuanto a los países exportadores de productos básicos, la caída del volumen exportado fue menor gracias, sobre todo, al mantenimiento de la demanda china. Con respecto al comercio en valor, entre finales de 2008 y principios de 2009, los importes facturados se vieron mermados por una brutal corrección a la baja de los precios de los productos básicos, afectando directamente a los países exportadores netos de materias primas. En cambio, para los países importadores netos, la bajada de precios permitió reducir las tensiones en el saldo corriente en un contexto de restricción crediticia internacional. Pese a todo, el precio de ciertas materias primas clave para algunas economías latinoamericanas (petróleo, cobre y algunos productos agrícolas) registró una notable subida a partir de principios de 2009. El aumento de estos precios supuso un alivio para los países exportadores de materias primas que tienen un acceso limitado a los mercados internacionales de capitales (Venezuela, Argentina) y cuyas finanzas públicas dependen considerablemente de estos productos (México y Ecuador, por ejemplo). Por tanto, a pesar de que los términos del intercambio empeoraron durante todo el año 2009, el deterioro fue menos severo de lo previsto inicialmente. Por otra parte, la disminución de las exportaciones en valor registrada a lo largo del año no provocó un deterioro considerable de los saldos de las balanzas comerciales de las principales economías de la región dado que las importaciones cayeron debido a la recesión.
- 3 Según datos de la BID : http://www.iadb.org/news-releases/2010-03/english/remittances-to-latin-amer (...)
9La crisis también ha afectado a América Latina deteriorando el saldo de otras partidas de la balanza por cuenta corriente. Es el caso de las remesas de los emigrantes, que representan una parte no desdeñable del PIB de algunos países de la región (en particular, de México, los pequeños países de Centroamérica y el Caribe o Ecuador). Pese a que estas transferencias son menos volátiles que otros flujos financieros , los efectos de la crisis en los países desarrollados (sobre todo en Estados Unidos y España) y las consecuencias en sus mercados de trabajo provocaron la caída de estos envíos realizados por los inmigrantes latinoamericanos a sus países de origen. Según estimaciones del Banco Interamericano de Desarrollo, estos flujos cayeron en un 15 % en 2009.
La Crisis Y Sus Inicios
La región latinoamericana ha resistido bien en la primera fase de la crisis económica internacional desatada en 2007. Durante el período de agravación de la crisis de 2008-2009, consecutivo a la quiebra de Lehman Brothers, los países de América Latina no han vivido crisis monetarias o financieras y han sufrido una recesión más bien moderada y de corta duración ya que la recuperación fue vigorosa en 2010. Esta capacidad de resistencia se explica en buena medida por la disminución de la vulnerabilidad financiera durante la fase de expansión del crecimiento 2003-2008.
Pero más allá de las características comunes al conjunto de la región, la crisis ha puesto de manifiesto una gran diversidad de situaciones nacionales. Los factores que explican estas diferencias tienen que ver con la amplitud de los shocks desfavorables sufridos por cada economía, así como el grado de diversificación de las relaciones económicas externas y los márgenes de maniobra de cada país para aplicar medidas de reactivación anti-cíclica. Esto permite distinguir los casos de México y Venezuela, duramente afectados en 2009, de los de Bolivia o Brasil, que resistieron bastante bien en la primera fase de la crisis económica internacional. Sin embargo, aun los países cuyos regímenes de crecimiento han podido atenuar los efectos desfavorables de los shocks negativos en esta fase están confrontados a retos importantes.
Inicios de la Crisis. -
Durante la primera década del siglo XXI, la región latinoamericana experimentó un crecimiento, en muchos aspectos, inédito. En los años 2000, la expansión del crecimiento estuvo acompañada de superávits por cuenta corriente, al menos hasta 2007. Este fenómeno ha sido excepcional si se tienen en cuenta los resultados registrados por las economías latinoamericanas en las últimas décadas (Gráfico 1). En efecto, durante las fases de expansión de la actividad económica, una mayor progresión de las importaciones con respecto a las exportaciones se traducía habitualmente en un déficit exterior que podía bloquear el crecimiento si las condiciones de financiación empeoraban. Por otra parte, desde los años 70, las fases en las que las economías de la región experimentaron una aceleración del crecimiento – segunda mitad de los años 70 y parte de los 90 – coincidieron con importantes entradas de capitales (Gráfico 2), que constituyeron el preludio de graves crisis monetarias y financieras.
- 1 Es el caso de Argentina y Brasil en los sectores agrícola y agroalimentario, de Chile, en el sector (...)
4Por el contrario, en la fase 2003-2008, el aumento de las exportaciones de materias primas y el alza de los precios de estos productos, sostenidos por el dinamismo de la demanda asiática – y sobre todo, china – permitieron que los países de la región – y en particular los países de América del Sur, cuya especialización internacional conlleva grandes ventajas comparativas en el sector primario1 – evitaran la aparición de presiones financieras externas. Más que el ciclo financiero (entradas o salidas netas de capital), lo que estuvo fuertemente asociado al comportamiento de la actividad económica en el periodo 2003-2008 fue la evolución favorable de los términos de intercambio.
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